En
situaciones límite…el hombre filosofa!
Hace unos días me acordé de
la frase que creo siempre citaba el famoso Profe Villeco en la Tecnológica…años
70. Justamente porque iba en el auto rumbo al Sanatorio en donde me esperaba el
médico para hacerme una biopsia de próstata. Creo que temblaba de miedo, pero
me acordé y comencé a filosofar, claro para el lado de la trivial…la “barata”
como decíamos por entonces. Igual quería apuntar para el lado del hemisferio
derecho, el que “pilotea” el cuore, el estómago nunca el cerebro como cosa que
solo piensa, solo concluye, solo juzga…
Era 17N (lunes 17 de
noviembre del 14)…a solo tres días de distancia del que habría sido un
cumpleaños mas de mi padrino: Tico “el Patón” Infante a quien no pude hacerle
una especie de homenaje público en el Face, y aquí me “tuerzo” y voy para el
lado mas de la memoria…de la “lembrança” (en portugués suena como mas musical,
mas de abajo del lado del cuore!)… No solo era el marido de “mi” madrina “la”
Chichi, sino que era junto con mi viejo los hombres que estaban al alcance de
mi mano en la niñez y un poco mas!. Pero acá estamos por “El Patón” Infante,
hombre de la pelota a paleta un deporte casi en vías de extinción por estos
días en nuestro país, era el zaguero, el que devolvía las pelotas que colocaban
los delanteros, jugó todos los partidos, en todos los torneos y en casi todos
los clubes. Fue o hizo pareja con varios pelotaris del barrio “de la Esquina
Norte”, ya que vivió siempre cerca del Frontón Tucumán. Hizo pareja y partidos
históricos de “cabeza a cabeza” con el célebre “gallego” Cuesta, quien era
delantero y sobre todo “puteador”…se cagaba en todos los tantos, en los a favor
y en los en contra: “vamos Patón carajo” decía, y sacaba, meta jugar
nomás!...el Patón devolvía todo. Preparaba además las paletas de cuanto tipo
que jugara al frontón en el barrio y en Tucumán se preciara de hacerlo: con una
toallita con cinta adhesiva en la empuñadura, con cuero de cabrito mojado y
clavado con tachuelas en el borde y en la parte de la “cintura” de la paleta,
de forma tal que durase mas!...era único…el Patón devolvía, el gallego Cuesta
gritaba: bien patón carajo!...y yo y otros de espectadores entre las rejas de
la “cancha cerrada” tratábamos de ver adonde iba la pelotita negra!. Yo
apretaba los puños y decía “tanto mierda!” a unísono con el Juez que dentro de
la cancha decía: Rojo 12, Azul 9…colores de las tiras que a modo de cinto
ajustaban los pantalones (una especie de bombachas tipo gaucho) y que llevaban
botones abajo en la botamanga de forma tal que el pantalón quedaba ajustado al
tobillo…
Era muy pero muy tucumano:
hincha de San Martín, pero sobre todo hincha de Racing…y después con El nos
hicimos “una banda” como dicen hoy los chicos: Mi viejo, mi tio Chavarria
ferroviario (cuando no estaba en su casa un conventillo de la calle Monteagudo,
estaba “en La Linea”), peronista e hincha de Racing, como el General!...sus
hijas, mis hermanos y dos de mis hijos, algún nieto de Tico y pará de
contar!...pues ya “La Academia” venía en picada!. Hincha en Rugby de Natación y
Gimnasia.
Trabajaba en la ferretería
mas famosa de Tucumán: Descours y Cabaud, que publicó hasta su desaparición una
tabla de pesos de Hierros y Aceros, que usó todo Ingeniero que se precie de
tal!...mucho pero mucho antes de Internet, de las calculadoras y contemporánea
de las Reglas de Cálculo.
Me marcó el camino, bah!:
los caminos, el del estudio, el trabajo y el de la “pijotería” tucumana: de
hecho me traía soldaditos de plomo que “choreaba” en Casa Tia porque allí era
mas fácil, no como en Bellanti “la” juguetería pues estaban en vitrinas. Alli
los íbamos a comprar a veces, solo a veces!. “Mi criao a mate cocido hecho con
yerba usada acompañado con “marroco” del dia anterior que nos regalaban en la
panadería de “a la vuelta”, y con restos de galletas “fideos” de Terrabussi que
le comprábamos al Almacenero de la esquina, quien nos daba un montón asi!...por
diez guitas!”…solia contar en noches de invierno tucumanas luego de cenar ambas
familias en una mesa para siete u ocho personas. Tenía una motoneta Siambretta
125 cc, 2T similar a la que paseó Perón por las calles del centro de Buenos Aires
orgulloso de ese producto de la Industria Argentina. En ella iba “a laburar” El
Patón Infante, y en ella me trasladé varias veces hacia la casa de mis
compañeros del Técnico para hacer alguna lámina de Dibujo para entregar mañana
lunes (el fatídico dia) al mismísimo “gallego” Alonso en persona, subido a una
especie de estrado, desde el cual metía miedo a cuanto alumno de los primeros
años de ese Técnico, de la General Paz 920: “hierro T, doble T…Intituto EH!”…gritaba
la barra en la Cancha de Agua y Energía!...mientras un petiso armador que tenia
el equipo, metía un doble de casi media cancha y a mi me galopaba el cuore a
mas de 150 por hora!...pero bueno, me fui al carajo!...ya que esto se trataba
del Patón Infante y de la influencia que en mi vida tuviera por esos días
“aquellos” días de las hermanas Diaz! (Les Luthiers dixit, en clara referencia
a los días femeninos!”) Oh! My God que antigüedad!
Si uno de estos días
Ud.lector, anda por la calle Suipacha y entra al taller del japonés Hamada (Macoto
Hamada, para los íntimos), seguro que sobre un torno va a ver un “librito” o
“tablita” antes de color marrón y beige, ya descolorida donde apenas puede
leerse Descours y Cabaud “Tabla de Pesos de Hierros y Aceros”.
Fotografia obtenida en la Cancha Abierta del Frontón Tucumán de calle España al 100 |