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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Vivencias y Filosofia



En situaciones límite…el hombre filosofa!

                    Hace unos días me acordé de la frase que creo siempre citaba el famoso Profe Villeco en la Tecnológica…años 70. Justamente porque iba en el auto rumbo al Sanatorio en donde me esperaba el médico para hacerme una biopsia de próstata. Creo que temblaba de miedo, pero me acordé y comencé a filosofar, claro para el lado de la trivial…la “barata” como decíamos por entonces. Igual quería apuntar para el lado del hemisferio derecho, el que “pilotea” el cuore, el estómago nunca el cerebro como cosa que solo piensa, solo concluye, solo juzga…
                    Era 17N (lunes 17 de noviembre del 14)…a solo tres días de distancia del que habría sido un cumpleaños mas de mi padrino: Tico “el Patón” Infante a quien no pude hacerle una especie de homenaje público en el Face, y aquí me “tuerzo” y voy para el lado mas de la memoria…de la “lembrança” (en portugués suena como mas musical, mas de abajo del lado del cuore!)… No solo era el marido de “mi” madrina “la” Chichi, sino que era junto con mi viejo los hombres que estaban al alcance de mi mano en la niñez y un poco mas!. Pero acá estamos por “El Patón” Infante, hombre de la pelota a paleta un deporte casi en vías de extinción por estos días en nuestro país, era el zaguero, el que devolvía las pelotas que colocaban los delanteros, jugó todos los partidos, en todos los torneos y en casi todos los clubes. Fue o hizo pareja con varios pelotaris del barrio “de la Esquina Norte”, ya que vivió siempre cerca del Frontón Tucumán. Hizo pareja y partidos históricos de “cabeza a cabeza” con el célebre “gallego” Cuesta, quien era delantero y sobre todo “puteador”…se cagaba en todos los tantos, en los a favor y en los en contra: “vamos Patón carajo” decía, y sacaba, meta jugar nomás!...el Patón devolvía todo. Preparaba además las paletas de cuanto tipo que jugara al frontón en el barrio y en Tucumán se preciara de hacerlo: con una toallita con cinta adhesiva en la empuñadura, con cuero de cabrito mojado y clavado con tachuelas en el borde y en la parte de la “cintura” de la paleta, de forma tal que durase mas!...era único…el Patón devolvía, el gallego Cuesta gritaba: bien patón carajo!...y yo y otros de espectadores entre las rejas de la “cancha cerrada” tratábamos de ver adonde iba la pelotita negra!. Yo apretaba los puños y decía “tanto mierda!” a unísono con el Juez que dentro de la cancha decía: Rojo 12, Azul 9…colores de las tiras que a modo de cinto ajustaban los pantalones (una especie de bombachas tipo gaucho) y que llevaban botones abajo en la botamanga de forma tal que el pantalón quedaba ajustado al tobillo…
                    Era muy pero muy tucumano: hincha de San Martín, pero sobre todo hincha de Racing…y después con El nos hicimos “una banda” como dicen hoy los chicos: Mi viejo, mi tio Chavarria ferroviario (cuando no estaba en su casa un conventillo de la calle Monteagudo, estaba “en La Linea”), peronista e hincha de Racing, como el General!...sus hijas, mis hermanos y dos de mis hijos, algún nieto de Tico y pará de contar!...pues ya “La Academia” venía en picada!. Hincha en Rugby de Natación y Gimnasia.


                    Trabajaba en la ferretería mas famosa de Tucumán: Descours y Cabaud, que publicó hasta su desaparición una tabla de pesos de Hierros y Aceros, que usó todo Ingeniero que se precie de tal!...mucho pero mucho antes de Internet, de las calculadoras y contemporánea de las Reglas de Cálculo.
                    Me marcó el camino, bah!: los caminos, el del estudio, el trabajo y el de la “pijotería” tucumana: de hecho me traía soldaditos de plomo que “choreaba” en Casa Tia porque allí era mas fácil, no como en Bellanti “la” juguetería pues estaban en vitrinas. Alli los íbamos a comprar a veces, solo a veces!. “Mi criao a mate cocido hecho con yerba usada acompañado con “marroco” del dia anterior que nos regalaban en la panadería de “a la vuelta”, y con restos de galletas “fideos” de Terrabussi que le comprábamos al Almacenero de la esquina, quien nos daba un montón asi!...por diez guitas!”…solia contar en noches de invierno tucumanas luego de cenar ambas familias en una mesa para siete u ocho personas. Tenía una motoneta Siambretta 125 cc, 2T similar a la que paseó Perón por las calles del centro de Buenos Aires orgulloso de ese producto de la Industria Argentina. En ella iba “a laburar” El Patón Infante, y en ella me trasladé varias veces hacia la casa de mis compañeros del Técnico para hacer alguna lámina de Dibujo para entregar mañana lunes (el fatídico dia) al mismísimo “gallego” Alonso en persona, subido a una especie de estrado, desde el cual metía miedo a cuanto alumno de los primeros años de ese Técnico, de la General Paz 920: “hierro T, doble T…Intituto EH!”…gritaba la barra en la Cancha de Agua y Energía!...mientras un petiso armador que tenia el equipo, metía un doble de casi media cancha y a mi me galopaba el cuore a mas de 150 por hora!...pero bueno, me fui al carajo!...ya que esto se trataba del Patón Infante y de la influencia que en mi vida tuviera por esos días “aquellos” días de las hermanas Diaz! (Les Luthiers dixit, en clara referencia a los días femeninos!”) Oh! My God que antigüedad!

                    Si uno de estos días Ud.lector, anda por la calle Suipacha y entra al taller del japonés Hamada (Macoto Hamada, para los íntimos), seguro que sobre un torno va a ver un “librito” o “tablita” antes de color marrón y beige, ya descolorida donde apenas puede leerse Descours y Cabaud “Tabla de Pesos de Hierros y Aceros”.


Fotografia obtenida en la Cancha Abierta del Frontón Tucumán de calle España al 100