Lo que me dijo uno de mi calle sobre ese tipo y la
Felicidad…
Hace
unos días andaba caminando por una de las calles icónicas de la ciudad “La”
Senador Pérez. Cuando de repente me topé con El. Y asi sin más me puse a su
lado. Me reconoció y me saludó bien. Aunque, yo diría que no fue muy amable su
saludo, asi que le aclaré que era yo, quien había escrito primero en mi blog y
luego subi a las redes…algo sobre El y la Felicidad. Se acuerdan?
Para
qué! Esto, además de poner cara de pocos amigos, me dijo: “Felicidad!, palabra
que tiene demasiado uso arbitrario, diría que hasta mala prensa y usada a
diario con interpretaciones cuasi filosóficas, sobre todo por periodistas y
comunicadores sociales”. “Acabé en estos días de ver una serie española que me
gustó mucho, en donde una profesora de la carrera de Filosofía, alcohólica,
¡justamente detractaba el mal uso de “esa palabra!” y lo decía con bronca…a lo
que yo agrego a modo de afirmación propia de mitos norteños: “los machaos dicen
la verdad!”. Imaginate ésta que además era una experimentada profesora de la
Universidad de Barcelona”.
“Te acordás de Lole Reutemann?. Bueno
una vez en plena carrera exitosa como piloto de F1, un periodista le preguntó
si era feliz” a lo que “Lole” contestó: “No sé?, a vos que te parece: no he
perdido a ningún ser querido, tengo vivos a mis padres, hago lo que me
apasiona, me pagan bien, he pisado los mejores escenarios –circuitos- del
mundo, a la vez que tengo dos hermosas hijas. ¿Será eso la “Felicidad”? Si Lole dudaba, o al menos se lo
preguntaba, imagínate si yo voy a andar por ahí diciendo: soy feliz! ...es un
montón!”
Seguí
caminando a su lado, ambos callados, hasta que de repente me dijo: “a mi y a mi
gente querida le pasaron demasiadas cosas…malas?, ¡yo creo que si!, de las que
llevo una estadística detallada, ya que pienso alguna vez reclamarle a
alguien!, será a Dios?. Sin embargo, leí tu escrito en las redes y coincido
contigo y con Serrat. ¿Porque de El tomaste el título de la canción no?”
Ante
mi inmediata respuesta afirmando lo dicho y lo escrito, el tipo cambió la
expresión; esa como de bronca reprimida cuando me relataba lo de Reutemann y
parte de lo suyo.
Solo
una parte!, aclaro, ya que como al pasar, me
contó que había estado internado en “El Psicopatológico de la san Martin”, cuando
estaba en una depresión, la mayor de las apuntadas en su estadística. Que llegó
allí gracias a una psiquiatra amiga de un amigo y, en el casi mes que estuvo
allí conoció realmente la otra cara, -la cara oscura de la luna, citando a Pink
Floyd- de lo que osadamente definen como Felicidad.
“El
dia que salí de allí, pues le pedí a mi psiquiatra que me diera el alta sino
perdería mi trabajo, sentí uno de los más grandes miedos de los que tengo
registro. Nunca me costó tanto volver a
transitar las calles de la ciudad, dudando de cada paso hacia adelante
alejándome de ese lugar en donde me sentía seguro. Pero claro, ¡estaba dejando
el lado oscuro de la luna!”
Y si, seguramente un dia: éste tipo
fue feliz.