¿Pelusita cocinando?
Eres consciente que desde hace años, la
comida en general fue un problema a resolver para ti. Porque? te preguntaste
muchas veces. Y casi siempre llegaste a la misma conclusión. La comida fue un tema
clave desde el dia que te independizaste de ese tridente matriarcal que eran tu
abuela Enriqueta (La Lela), Tu mamá (La Cuca) y tu madrina (La Chichi). Y hace
apenas dos o tres años, tu coach te recuerda el dicho: “eres lo que comes”. De hecho, tienes mas entradas al gastroenterólogo que a todas las otras especialidades médicas
sumadas.
En realidad, tomaste consciencia de la
influencia del “tridente”, en la comida en particular y en tu forma de vida en
general. Predominio que hoy calificas como de “tipas” adelantadas a su época: ¿feministas?
¡Seguro! -de las de antes-, mujeres independientes? ¡Casi libres! Que no llegarían a ser destacadas en el libro
“Mujeres que corren con los lobos”. Pero! Una de ellas nacida con el inicio del
Siglo, exactamente en 1900. Trabajaba antes de casarse, y aún unos años después
del 1er.casorio en Tienda La Esperanza en Tucson City. Crio a sus hijas a su
imagen y semejanza. De hecho, las dos trabajaron también en tiendas Gath &
Chaves de Tucumán. O sea, empleadas de comercio con 16 años de edad, por ahí de
1940 o 43.; una vez que se casaron dejaron el trabajo para ser amas de casa. Insólito!
Ya que en particular tu vieja (La Cuca) siempre quiso ser actriz de teatro y lo
logró recién oficialmente integrando elencos de adultos mayores. En cuanto a su
hermana tu madrina, no tienes registro consciente mas que de actitudes
solidarias para con los sectores mas pobres de la familia, parientes, digamos.
Dicho en términos de “Quinofilia”, -adicción
al gran Quino- ninguna pintaba para ser Susanita. Sabe Dios que hubieran sido
si lograran por aquellos tiempos un título.
¡Mi abuela con algunas de sus hermanas allá
por sus tiempos de adolescencia integró un equipo de basquetbol femenino, que
usaban “bombachones” que dejaban al descubierto no sólo las rodillas! ¿Eran los
locos años 20? ¿Estás hablando de gente de provincias? ¡Si Señor! razón por lo
cual eran mal vistas en el barrio en donde vivían, y claro “eran feministas”
que no usarían hoy pañuelo verde ni tampoco lenguaje inclusivo, ya que habían
asistido a escuelas de delantal blanco, pública y cuando mucho se habrían visto
obligadas a leer “La Razón de mi Vida”.
Será por eso que te escucho decir, casi con
enojo en pleno Siglo XXI: ¿Feministas a mí?: Esas tipas habían constituido un “matriarcado”
singular con ciertos toques de conservadurismo de fines de Siglo XIX , casi obligadas
por las circunstancias, tanto es así que sus hijos/nietos nacidos a fines de
los 40, iban a escuelas públicas, nacionales y populares, pero eso sí: y
parafraseando a “Las Primas” “La Nena con la Nena, ¡lo Nene con lo nene!”.
¡Ah Claro! y la comida? ¿Tu espada de Damocles?, ¿cómo se
inserta en medio de ese “matriarcado conservador, feminista y de vanguardia de
barrio provinciano”?
Pues bien…vamos entonces a la primera persona
del singular: Yo nunca pensé en cocinar para mí. No pude, o no quise aprender
cuando las veía cocinar a esas mujeres modelo años 20, 30; porque según dicen
“me malcriaron”, para colmo no hice la colimba y, cuando ya pude moverme en
soledad por el mundo; otras mujeres o varones me cocinaron. En esas ocasiones,
de comidas en comedores laborales, improvisadas sangucherías de niveles varios,
y restaurantes del país y extranjeros, ¡comprendí que los mejores tallarines
“no eran los de mi abuela!”. ¡Y que los mejores chefs del mundo eran varones!
Claro en reuniones familiares y/o de trabajo,
y aun en citas amorosas o no tanto, cuando me atrevía a decir eso: los “criados”
en un ámbito patriarcal severo y conservador; o sea casi todos mis amigos que
fueron a Colegio Técnico, no aceptaban tamaña observación descalificadora de
“amas de casa” argentinas y peronistas. Si! las mismas que si vieran ésta foto
de Pelusita cocinando en casa de su hijo, seguramente harían un piquete en
contra de tamaño despropósito, le quitarían el delantal y se pondrían a hacer
esos tallarines a los cuales su mimado, varón! ¡Los creía “no los mejores del
planeta!”