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sábado, 29 de enero de 2022

About caminar sin riesgo de H.A.!

 

Uno de mi calle me ha dicho que tiene un amigo que dice conocer un tipo que un día fue feliz”

                                Yo creo haber conocido a ese tipo al que hace referencia la letra de la canción de J.M. Serrat.

                                Y fue hace apenas unos días en éstos días en que el famoso Covid 19 parece querer retroceder. Lo vi caminando cansinamente, esa manera de andar tranquila, de alguien que ya ha caminado antes, mucho antes esas calles de la ciudad que, antes mucho antes lo adoptó como un ciudadano mas, ¡casi como un NyC!  

                        “Subía la Belgrano!”. Esta expresión solo puede ser de un NyC en San Salvador de Jujuy. De vez en cuando se detenía frente a alguna vidriera y parece que miraba zapatillas, aunque también se detuvo en una “jeaneria”, que está justo al lado de la óptica en la cual solía revelar sus fotografías. Y justamente llevaba una bolsita (quizás con copias) con el logo de la óptica. Mientras caminaba miraba una o dos cuadras arriba, identificando edificios a los cuales entró seguramente en muy diversas circunstancias: laborales algunas, de compromiso otras, de visita protocolar otras y asi podría citar muchas mas. Las cuales seguramente estaría recordando en esos instantes. Cuando de repente cruzó de vereda, y fue directamente a un bar, ya un ícono en la mañana jujeña ubicado en la entrada de una galería tradicional de la capital de la provincia. Antes de ubicarse en una mesa de la “veredita”, entró y casi a los gritos, saludó al mozo a la vez que le hacia el pedido alcancé a escuchar: “César paso al baño antes, ¡no dejes que “me roben la mesa!”.

                        Yo hice un alto y me senté en un banco que está justo en la vereda de enfrente, mientras pensaba: ¡éste es el conocido del amigo del tipo de mi calle!

                        Yo me entretuve mirando otras cosas, y cuando miré hacia el bar El ya estaba sentado frente a una taza de café, y logré ver que estaba acompañado de una medialuna. Al lado de la misma se veía la bolsita de la cual, antes de tomar un primer sorbo del café, sacó evidentemente una gran cantidad de fotografías que parecía un enorme mazo de cartas de póquer y, que mirando una a una detenidamente tomaba su café, ¿o era un té? De repente me acordé de lo mio, me levanté y recordando de nuevo a Serrat –Uds. saben que soy un fan- fui a ocuparme “de mis asuntos”.

                        Casi una hora después yo bajaba la Belgrano, siempre por la vereda de enfrente, miré hacia la “veredita” de la confitería (de repente me acordé que se supo llamar Pocote!) y ahí estaba, pero acompañado ésta vez por lo que parecía ser un viejo amigo: “setentón” como Él, y entre las dos sillas parado estaba el mozo hablando animadamente con ellos, muy sonriente, con esas sonrisas que parecen haber sido sostenidas durante varios minutos, y que uno se atreve a reconocer como sonrisa producto de un anecdotario de esos amigos, de otras épocas. De aquellos días en que, ¡ese tipo conocido del amigo de uno de mi calle… pero ésta vez con su amigo de antaño fueron felices! Esto lo digo con un convencimiento tal que podría apostar a cualquier buen observador: “Doble contra sencillo!

NyC: nacido y criado…