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martes, 9 de febrero de 2021

De Amigos que no se olvidan...

 

El “Oveja” Rabaj, el amigo de todos!...y mio!

 

                        Reconozco que es tarde para escribir un reconocimiento al gran “Oveja”, pero no pude hacerlo allá por esos días en que murió. Yo no era quien para hacerlo. Quizás por una cierta especie de celos, ya que en los últimos años de vida, y justamente de su lucha contra la enfermedad, es que me alejé de El por razones de laburo y porque los que me llevaron hasta El!, a conocerlo y a quererlo, ya no estaban tan cerca.

                        Eran los años en que estaba atendiendo, con su hospitalidad y generosidad sin color político alguno, a unos y a otros! ¿Era la época, me contaron en que veía esas mesas en su “boliche” Hotel y Casa de Comidas? En la Güemes pasando la Senador Pérez?. Fue en ese tiempo en que desde su camioneta bordó me gritaba con esa sonrisa amplia y de una simpatía arrolladora: Hola Ingeniero! Y a veces “Hola Manguerita!” . Me arrepiento de no haberme dado un tiempo, aunque fuese unos minutos para pasar por allí, y tomarme un café con leche con medialunas y preguntarle como andaba, o que era de su vida. En realidad siempre fui un miedoso de preguntar: Como andas hermano? A un tipo que sabía que era un luchador de la vida y que me diría bien, aunque no lo estuviese.

                        Lo conocí o me lo presentó por primera vez Don González Diez, quien me conocía por ser amigo de Guillermo “W” Alfonso. Dónde?. Parados ambos en la puerta de su negocio en donde lo vi por vez primera: “Pulóveres Mar del Plata” en la Senador Pérez? Cerquita de la casa de Don González ahí enfrente de la Escuela Belgrano.

                        Creo que corría el año 1983, y yo era un recién llegado a San Salvador desde Ingenio La Esperanza, y mi relación con el Ing. Alfonso ya hace rato que había dejado de ser comercial/técnica para ser amigos. Allí estaban “El Oveja” (aquí en Jujuy se pone el artículo al apodo masculino) y Don González sonriendo Siempre!

                        Pero también llegué a “El Oveja”, por otras vías de amistad a quienes les estaré eternamente agradecido: El “Chuzo” Echazú y Guillermo “Narsito” Sapag. Por ese lado o mejor “corriente” de amigos, había por detrás una multitud de gente a la que conocí en una capital de provincia, en donde yo tenía creo que apenas un amigo tucumano, o dos no me acuerdo, pero esos me llevaron a integrar “La Barra de Bisonte”. Que nada que ver con el Oveja!. Eso alimentaba mi ego ya que entraba a San Salvador –creo que sin darme cuenta- por la puerta correcta!.

                        Éste escrito no tiene sentido sino cuento los detalles de esa amistad tan particular que “sentí a flor de piel” con El Ovejita! Así le decía “El Chuzo” cuando me llevaba, ya en años mas avanzados, mas hacia los noventas, cuando tenía el “Fútbol 5” de la Calle Belgrano. “Manguera!” cuando vas a comer unos sanguches o unas tiritas de asado comolas que hace El Ovejita!, cuando?” La Puta que tenía razón!. No sé si fueron las mejores, si las hecha con el cariño mas grande del mundo!. Allí se juntaba una barra a jugar fútbol, aunque justamente los que me llevaron al Oveja: “Narsito”, “El Chuzo” y también Yo, sólo íbamos a comer lo que El Oveja preparaba con un cariño inmenso por sus amigos, ese cariño que “te entra por la piel”. Allí conocí en parte a su familia, para la que pasé desapercibido pues yo parecía no pertenecer al grupo. Siempre fui medio arisco, y El Oveja tenia demasiados amigos. No al pedo antes dije que “Era el amigo de todos”. Y yo soy sectáreo!

                        Anteriormente, ya no sé en que fecha, instaló en la Coronel Puch el Sauna de Oveja!. Increíble!. Su corazón fenicio no tenía límites! Pero reconozco que allí también conocí otra parte de la gente de Jujuy. Entre ellos a Maria una de las mejores masajistas de todos los Spas a los que fui en mi corta vida de “bacán”.

                        Por ultimo y antes de su negocio en la Güemes, supe sin llegar a conocerlo, que había concesionado una especie de Hostal frente a la Sociedad Obrera! Y luego un último negocio en donde le compré un colchón en la Alvear en la vereda del Banco Provincia, luego Macro! Era imparable!. Antes o después no sé, tuvo un negocio de venta de ropa en la Belgrano, creo que al lado de donde había tenido el Fútbol 5 y vendía ropa para Niños. Allí  que logró venderme la mayor cantidad de cosas…con cuenta corriente abierta “y si me querés pagar Ingeniero, y sino no importa!”

                        Lo increíble en que en esos años yo gozaba de las mieles de buenos trabajos y bien pagados, paraba en Hoteles de Jujuy: Augustus o Alto La Viña de Lunes a Viernes ya que tenía mi familia en Tucumán. Era un “bacán” –palabra demodeé si las hay- emplichaba yo en Carré, y sin embargo creo que hasta le quedé debiendo alguna pilcha que compré para mis chicos.

                        Como otros amigos que hice en Jujuy, conocí muy poco de su familia. O sea lo que me unía a El Oveja, era el mismo y los amigos comunes contados con los dedos de una mano –ya dije soy un sectáreo-, de sólo cruzármelo en el centro era como que se cruzaban dos campos electromagnéticos de distintos signos: se atraen!.

                        Ah! Y me faltaba un eslabón de la cadena: su hermana la famosa Vilma Rabaj, a quien como para probar quien era: soy un malvado testeador de seres humanos! No llegué a comentarle que era amigo de El,Oveja. Para colmo en momentos álgidos, para mi, para mis compañeros de trabajo accidentados en accidentes de trabajo, en la Vieja Dirección de Energia de Jujuy, el contacto con Vilma era entrar por la puerta grande a donde Atiende Dios!. Ya que no habiendo todavía la Ley de las ART, era el Instituto de Seguros de Jujuy esa enorme Obra Social jujeña! Quien derivaba “mis accidentados” graves a Buenos Aires, y quien los recibia y ubicaba como la mejor en los Hospitales mas reconocidos de Baires!. Creo que nunca tuve la deferencia de decirle a “mis accidentados” cuando ya estaban de alta que le debían TODO! A la hermana de mi amigo! “El Oveja Rabaj”

                        Ya hablé demasiado, no tengo ninguna foto de El Oveja conmigo o con su barra de amigos cercana,  sino acompañaría éste humilde escrito con una foto suya, Entonces como siempre: Hasta Nunca Oveja Querido! Y como decía el maestro: SARAVA HERMANO! SARAVA OVEJITA!!





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