El “Oveja” Rabaj, el amigo de todos!...y mio!
Reconozco que es tarde para escribir un
reconocimiento al gran “Oveja”, pero no pude hacerlo allá por esos días en que
murió. Yo no era quien para hacerlo. Quizás por una cierta especie de celos, ya que en los últimos años de vida, y justamente
de su lucha contra la enfermedad, es que me alejé de El por razones de
laburo y porque los que me llevaron hasta El!, a conocerlo y a quererlo, ya no
estaban tan cerca.
Eran los años en que estaba atendiendo, con
su hospitalidad y generosidad sin color político alguno, a unos y a otros! ¿Era
la época, me contaron en que veía esas mesas en su “boliche” Hotel y Casa de
Comidas? En la Güemes pasando la Senador Pérez?. Fue en ese tiempo en que desde
su camioneta bordó me gritaba con esa sonrisa amplia y de una simpatía arrolladora:
Hola Ingeniero! Y a veces “Hola Manguerita!” . Me arrepiento de no haberme dado
un tiempo, aunque fuese unos minutos para pasar por allí, y tomarme un café con
leche con medialunas y preguntarle como andaba, o que era de su vida. En realidad siempre fui un miedoso de
preguntar: Como andas hermano? A un tipo que sabía que era un luchador de
la vida y que me diría bien, aunque no lo estuviese.
Lo conocí o me lo presentó por primera vez
Don González Diez, quien me conocía por ser amigo de Guillermo “W” Alfonso.
Dónde?. Parados ambos en la puerta de su negocio en donde lo vi por vez
primera: “Pulóveres Mar del Plata” en la
Senador Pérez? Cerquita de la casa de Don González ahí enfrente de la
Escuela Belgrano.
Creo que corría el año 1983, y yo era un
recién llegado a San Salvador desde Ingenio La Esperanza, y mi relación con el
Ing. Alfonso ya hace rato que había dejado de ser comercial/técnica para ser
amigos. Allí estaban “El Oveja” (aquí en
Jujuy se pone el artículo al apodo masculino) y Don González sonriendo Siempre!
Pero también llegué a “El Oveja”, por otras vías
de amistad a quienes les estaré
eternamente agradecido: El “Chuzo” Echazú y Guillermo “Narsito” Sapag. Por
ese lado o mejor “corriente” de amigos, había por detrás una multitud de gente
a la que conocí en una capital de provincia, en donde yo tenía creo que apenas
un amigo tucumano, o dos no me acuerdo, pero esos me llevaron a integrar “La
Barra de Bisonte”. Que nada que ver con el Oveja!. Eso alimentaba mi ego ya que entraba a San Salvador –creo que sin darme
cuenta- por la puerta correcta!.
Éste escrito no tiene sentido sino cuento los
detalles de esa amistad tan particular que “sentí a flor de piel” con El Ovejita!
Así le decía “El Chuzo” cuando me llevaba, ya en años mas avanzados, mas hacia
los noventas, cuando tenía el “Fútbol 5” de la Calle Belgrano. “Manguera!” cuando vas a comer unos sanguches
o unas tiritas de asado comolas que hace El Ovejita!, cuando?” La Puta que
tenía razón!. No sé si fueron las mejores, si las hecha con el cariño mas
grande del mundo!. Allí se juntaba una barra a jugar fútbol, aunque justamente
los que me llevaron al Oveja: “Narsito”, “El Chuzo” y también Yo, sólo íbamos a
comer lo que El Oveja preparaba con un
cariño inmenso por sus amigos, ese cariño que “te entra por la piel”. Allí
conocí en parte a su familia, para la que pasé desapercibido pues yo parecía no
pertenecer al grupo. Siempre fui medio arisco, y El Oveja tenia demasiados
amigos. No al pedo antes dije que “Era
el amigo de todos”. Y yo soy sectáreo!
Anteriormente, ya no sé en que fecha, instaló en la Coronel Puch el Sauna de
Oveja!. Increíble!. Su corazón fenicio no tenía límites! Pero reconozco que
allí también conocí otra parte de la gente de Jujuy. Entre ellos a Maria una de
las mejores masajistas de todos los Spas a los que fui en mi corta vida de “bacán”.
Por ultimo y antes de su negocio en la Güemes,
supe sin llegar a conocerlo, que había concesionado una especie de Hostal frente
a la Sociedad Obrera! Y luego un último
negocio en donde le compré un colchón en la Alvear en la vereda del Banco
Provincia, luego Macro! Era imparable!. Antes o después no sé, tuvo un
negocio de venta de ropa en la Belgrano, creo que al lado de donde había tenido
el Fútbol 5 y vendía ropa para Niños. Allí que logró venderme la mayor cantidad de cosas…con
cuenta corriente abierta “y si me querés
pagar Ingeniero, y sino no importa!”
Lo increíble en que en esos años yo gozaba de
las mieles de buenos trabajos y bien pagados, paraba en Hoteles de Jujuy:
Augustus o Alto La Viña de Lunes a Viernes ya que tenía mi familia en Tucumán.
Era un “bacán” –palabra demodeé si las hay- emplichaba yo en Carré, y sin
embargo creo que hasta le quedé debiendo alguna pilcha que compré para mis
chicos.
Como otros amigos que hice en Jujuy, conocí
muy poco de su familia. O sea lo que me unía a El Oveja, era el mismo y los
amigos comunes contados con los dedos de una mano –ya dije soy un sectáreo-, de sólo cruzármelo en el centro era como
que se cruzaban dos campos electromagnéticos de distintos signos: se atraen!.
Ah! Y me faltaba un eslabón de la cadena: su hermana la famosa Vilma Rabaj, a
quien como para probar quien era: soy un malvado testeador de seres humanos! No
llegué a comentarle que era amigo de El,Oveja. Para colmo en momentos álgidos,
para mi, para mis compañeros de trabajo accidentados en accidentes de trabajo,
en la Vieja Dirección de Energia de Jujuy,
el contacto con Vilma era entrar por la puerta grande a donde Atiende Dios!.
Ya que no habiendo todavía la Ley de las ART, era el Instituto de Seguros de
Jujuy esa enorme Obra Social jujeña! Quien derivaba “mis accidentados” graves a
Buenos Aires, y quien los recibia y ubicaba como la mejor en los Hospitales mas
reconocidos de Baires!. Creo que nunca
tuve la deferencia de decirle a “mis accidentados” cuando ya estaban de alta
que le debían TODO! A la hermana de mi amigo! “El Oveja Rabaj”
Ya hablé demasiado, no tengo ninguna foto de
El Oveja conmigo o con su barra de amigos cercana, sino acompañaría éste humilde escrito con una
foto suya, Entonces como siempre: Hasta
Nunca Oveja Querido! Y como decía el maestro: SARAVA HERMANO! SARAVA OVEJITA!!
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